Quizás pienses que no existe ninguna razón para hacer las paces con todo lo que rechazaste o negaste ¡La paz es la única razón para hacerlo! Porque en ella se libera toda tensión, se resuelve toda contradicción y la sabiduría se muestra espontánea.
Cuando estamos en paz con nosotros mismos, estamos llenos de gozo, vida, recreación. Sin embargo, seguirán surgiendo retos, desafíos; pero si vivimos con la conciencia tranquila, libre y en paz, con ligereza de espíritu y fortaleza de ánimo, siempre tendremos las soluciones a la vista.
Simplemente confiarás en ti mismo, en la VIDA, porque sabrás que todo ello eres TÚ. No necesitas entender la vida en todos sus aspectos para decidirte a hacer las paces con ellos. Basta que comprendas que ellos y tú son uno, y que por eso, todo lo que le pasa a tu alrededor y a tu prójimo, te puede doler a ti, porque estabas presionando contra partes de ti mismo.
Prueba desde la paz del corazón
Por otro lado, tu intelecto no está hecho para comprender, experimentar y sentir la realidad en sí; porque el propio intelecto es una herramienta relativa. Prueba mejor con el corazón, desde el corazón, desde tu esencia. Pues en él, tu profundo y genuino sentir, experimentas que tú y el todo (Dios, Universo) son uno. Y al sentirlo, lo sabes.
La aceptación, la confianza, la paz y la gratitud son entonces los frutos naturales y correlativos de este íntimo reconocimiento, de este recuerdo, y es entonces, cuando sabrás… ¡Que llevas contigo la paz!