Las hepatitis durante el embarazo tienen una evolución relativamente similar a las hepatitis en mujeres no embarazadas, excepto cuando es producida por un virus poco frecuente – virus de hepatitis E – en la cual la evolución a Hepatitis fulminante puede llegar a ser mortal en menos del 1% de los casos.
Dependiendo del tipo de hepatitis puede transmitirse al recién nacido, en la caso de la Hepatitis B el riesgo de que el bebé se contamine en el momento del parto es del 90%, lo que puede prevenirse colocándole al niño la vacuna contra el virus B y la gammaglobulina hiperinmune al nacer.
Afortunadamente la posibilidad de transmisión de la hepatitis C es menor del 5%.